A 25 años de «La Paciencia de la Araña» Los Caballeros de la Quema saldaron su deuda de tocar en el Luna Park

La banda Los Caballeros de la Quema saldó anoche con creces su deuda pendiente de actuar en el Luna Park, al poner en marcha allí la gira nacional para celebrar los 25 años de «La paciencia de la araña», su disco más exitoso, con un concierto en el que mostró una faceta incluso superadora a la de sus mejores años.

Además del aplomo mostrado por el grupo a nivel sonoro, con buenas y ajustadas interpretaciones, sobre todo en los cortes con aires reggae y con resabios de funk; las líricas más contestatarias que expresaban rabia por el estado de cosas de los `90 mostraron vigencia y las que pintaban derrotas amorosas todavía suenan creíbles y son palpables para quienes eran jóvenes en aquellos años y ahora rondan los cincuenta años.

En tal sentido, si bien cortes como «Oxidado», «Rajá rata», «Avanti morocha», «No chamuyes» y «Rómulo y Remo», por mencionar apenas algunos, ya tienen estatura de clásicos, sus propuestas no sonaron desfasadas en el tiempo e incluso ganaron en profundidad con el devenir de los años.

Hacia mediados del concierto, que se extendió por dos horas y media, Iván Noble, figura excluyente de la banda, confesó que actuar en el tradicional reducto de Corrientes y Bouchard era «una espinita» que tenían clavada desde siempre y la actitud adoptada por el grupo para este show dio la pauta que no estaban dispuestos a que sea una noche más.

Hubo entonces una importante producción, con gráficas, luces y bombas de humo; la presencia estelar de León Gieco y una evidente preparación previa que mostró al grupo afilado. Allí, Pablo Guerra y Martín Méndez se repartieron los solos de guitarra, una vigorosa sección de vientos aportó colores, el bajo de Pato Castillo y la batería de Javier Cavo construyeron una granítica base y Rubén Casco lanzó algunas sutilezas desde los teclados.

Una mención especial para el bandoneonista Basilio Fernández, quien elevó el vuelo musical en sus breves pero contundentes intervenciones.

Por supuesto que el repertorio incluyó la totalidad de «La Paciencia de la araña», cuyas canciones fueron apareciendo de a poco a lo largo de la noche, pero también hubo escalas en otros clásicos noventosos de la banda.

Y en medio de los rescates emotivos que significaron la revisita a muchas de las canciones del grupo, algunas por estar ancladas en la memoria colectiva musical y otras por estar directamente dedicadas, como el caso de «Madres» para las Madres de Plaza de Mayo o de «Mientras haya luces de bar» para Enrique Symms; también se apeló a la emoción a partir de homenajes a Charly García, con una versión de «Yendo de la cama al living», y a Sandro con «Rosa, Rosa».

Alrededor de las 21.40, tras un videoclip animado en la que se veía justamente una paciente araña tejiendo su tela, el grupo puso en marcha su recorrido con «Todos atrás y Dios de nueve», en una versión que buscó ‘aggiornarse’ al mencionar a Bizarrap en lugar de Syd Vicious en uno de sus párrafos.

Fue un recurso que no volvió a usarse y que tampoco hizo falta. De inmediato le siguió «Patri», uno de los primeros hits de la banda, que mantuvo en su letra la mención a Yugoslavia, y entonces el desafío de reactualizar las canciones se movió por lugares más genuinos.

«Huelga de princesas» mantuvo el fervor del público que colmó el estadio, el cual se extendió con «¿Qué pasa en el barrio?», en donde la joven Luna Méndez, hija de uno de los guitarristas, se lució en voces.

«¿Vamos a transpirar un poco ?», propuso Iván Noble antes de «Pejerrey», para luego de semejante entrega de energía comenzar a bromear con los achaques de la edad, un chiste recurrente a lo largo del concierto. «¿Alguien tiene un tubo oxígeno?», preguntaría el cantante más adelante, luego de una encendida «Cerrá bien cuando te vayas».

«Malvenido», «Jodido noviembre», «Rómulo y Remo», el homenaje a Sandro con «Rosa, Rosa»; y «Me voy yendo» y «No chamuyes», ambas con el trío de chicas Parkour en el Geriátrico en sinuosos coros como invitadas, fueron mechando las canciones del disco celebrado con otros clásicos.

«Otro jueves cobarde» trajo el momento de linternas de celulares prendidas y «Rajá rata» dialogó con la actualidad cuando Iván Noble se la dedicó «a los hijos y los sobrinos de las ratas de los ’90 que aún están dando vueltas».

Acto seguido hubo un bloque más intimista, con veladores como decoración y los integrantes del grupo sentados, en plan «fogón de San Clemente», como lo definió el cantante. Allí sonaron «De mala muerte»; «Yendo de la casa al living» con obvios elogios a Charly a quien rebautizaron «nuestro San Martín» y lo compararon con «la casa de los viejos adonde siempre hay que volver»; y «Cuatro de copas», con Pablo Guerra mimetizado como un Willie Nelson autóctono.

El bloque intimista se rompió con la presencia de León Gieco, invitado de lujo, para «Hasta estallar» y una encendida versión de «El fantasma de Canterville» (ya habían advertido minutos antes que «siempre se vuelve a Charly»).

«¿Ahora cómo seguimos?», se preguntó Noble luego del paso por el escenario de León Gieco. Pues bien, fue con la emoción bien en alto de «Madres», donde el carácter vigente de las composiciones se hizo más tangible a partir de la advertencia del cantante sobre «los negacionistas sentados en el Congreso» actualmente.

Con «Fulanos de nadie» volvió a brillar el bandoneón de Basilio Fernández, al igual que había ocurrido en «Yendo de la cama al living»; y el guiño para que el público gane protagonismo llegó de la mano de «Sapo de otro pozo», «Avanti Morocha», «Celofán» y «Carlito».

Para los bises se mezclaron las lágrimas por el recientemente fallecido Enrique Symms homenajeado en «Mientras haya luces de bar» y el agite con «Oxidado».

Promediando el show, el público tomó con la guardia baja a Iván Noble al cantar «gracias por volver». Sobre el final, el cantante y líder acusó recibo al despedirse: «En tiempos urgente, de likes, de plays, nosotros somos una banda vieja y hemos ganado la batalla más difícil de todas, que es la del olvido».

La gira de Los Caballeros de la Quema por los 25 años de «La paciencia de la araña» seguirá el próximo 22 de abril en el Metropolitano de Rosario, el 29 en GAP de Mar del Plata, el 13 de mayo en el Espacio Quality de Córdoba, el 20 en el Arena Maipú de Mendoza y el 3 de junio en el Estadio Cubierto de Unión de Santa Fe.

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